“Dolls”, de Takeshi Kitano

dolls

Otra excelente película del cineasta nipón Takeshi Kitano. Se trata de su décimo largometraje y es una exquisita parábola sobre el amor y la muerte, inspirada en las marionetas del teatro Bunraku japonés. Tres historias sutilmente atadas por una estética de la tristeza, configurando un intenso drama en el que la belleza de las imágenes predomina sobre la palabra.

Comentario:

Dolls gira en torno a tres historias que se entrecruzan. Matsumoto (Hidetoshi Nishijima) y Sawako (Miho Kanno), dos jóvenes enamorados separados por un matrimonio de conveniencia que hace perder el juicio a Sawako; un cansado jefe yakuza y su amor perdido (pero eterno) de juventud y, finalmente la peculiar historia de amor entre una estrella del pop con el rostro desfigurado después de un accidente y su fan más acérrimo.

El amor es el gran protagonista del film. Pero en Dolls nos encontramos con un amor que duele (¿Por qué Matsumoto y Sawako deben separarse si lo único que quieren es estar juntos?), que en ocasiones es cruel (¿Por qué la estrella del pop sufre un terrible accidente?) o un amor que simplemente se deja escapar y que vuelve para recordar al supuesto frío corazón del jefe yakuza lo que una vez pudo ser.

Ese tierno dolor que comparten las tres historias se narra sin apenas utilizar la palabra. Y es que Dolls es una de aquellas películas en que la historia no avanza mediante ingeniosos diálogos; por el contrario, lo que no se dice, porque no hace falta, es lo que hace avanzar la película.

Así es que otro de los elementos clave de la película son las bellas imágenes que Takeshi nos brinda. Desde el escenario donde tres hombres mueven a los silenciosos títeres del teatro Bunraku (de ahí el título de la película) hasta los bellos jardines japoneses con sus almendros en flor y ese largo viaje que recorren Matsumoto y Sawako unidos por una cuerda durante las cuatro estaciones del año.

Por lo tanto, Dolls son varias historias en una, que nos muestran a un Kitano en un elevado punto de inspiración cinematográfica, punto desde el cual, por medio de este cautivante poema visual, nos entrega un fresco sobre el amor en su expresión más melancólica.

Dirección y guión: Takeshi Kitano.

País: Japón.

Año: 2002.

Duración: 113 min.

Interpretación: Miho Kanno (Sawako), Hidetoshi Nishijima (Matsumoto), Tatsuya Mihashi (Hiro), Kyôko Fukada (Haruna), Tsutomo Takeshige (Nukui), Chieko Matsubara.

Producción: Masayuki Mori y Takio Yoshida.

Música: Jô Hisaishi.

Fotografía: Katsumi Yanagishima.

Montaje: Takeshi Kitano.

Diseño de producción: Norihido Isoda.

Vestuario: Yohji Yamamoto.

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