Archivo de May 2011

“El Sueño Del Mono Loco”, de Fernando Trueba

16 May 2011

Interesante película del director de «Belle Epoque», protagonizada por un más que correcto Jeff Goldblum -con su característico rictus, ampliamente conocido a partir de «The Fly» («La Mosca», David Cronenberg, 1986)- «El sueño del mono loco» incursiona en el dispositivo argumental de cine dentro del cine, por medio de la trama oscura en que se ve envuelto un guionista no muy convencido del trabajo que se le ha encargado.

Ficha técnica:

Origen: España/Francia
Año: 1989
Duración: 108 minutos
Género: Thriller, Drama, Suspenso
Director: Fernando Trueba
Guión: Fernando Trueba, Manolo Matji y Menno Meyjes,
basado en «The Dream of the Mad Monkey» de Christopher Frank.
Música: Antoine Duhamel
Fotografía: José Luis Alcaine Escaño
Montaje: Carmen Frías

Reparto:

Jeff Goldblum: Dan Gillis.
Miranda Richardson: Marilyn.
Anémone: Marianne.
Daniel Ceccaldi: Julien Legrand.
Dexter Fletcher: Malcolm Greene.
Liza Walker: Jenny Greene.
Jerome Natali: Danny.
Asunción Balaguer: Juana.
Arielle Dombasle: Marion Derain.
Micaela Sébastian: Arianne.

Sinopsis:

Un guionista americano llamado Dan Gillis, recibe el encargo de escribir el guión para la película de un joven y extraño director, Malcom. En principio es reticente por su situación personal, pero la obsesión sexual por la hermana de Malcom lo lleva a escribir el guión. Después se da cuenta de que está enredado en una densa y morbosa trama de difícil salida.

Comentario:

Dan (Jeff Goldblum), guionista norteamericano que vive en París y al que acaba de abandonar su mujer, dejándole a él la custodia del hijo de ambos, es contratado para escribir un guión y colaborar con Malcom, un joven, desconocido y misterioso director inglés (Dexter Fletcher). A medida que el guionista comienza a realizar su trabajo y a relacionarse con el director, va advirtiendo de que hay algo raro en el trato que éste tiene con el productor de la futura película (Daniel Ceccaldi). Intrigado, poco a poco Dan irá descubriendo el juego que el director y su atractiva y muy joven hermana (Liza Walker) desenvuelven con cada uno que se opone a los proyectos de Malcom.

En el año 1990, “El sueño del mono loco se llevó el Goya a la mejor película; al mejor director; al mejor guión adaptado, para Menno Meyjes, Manolo Matji y Fernando Trueba, a partir de la novela «The Dream of the Mad Monkey», de Christopher Frank; a la mejor fotografía, para José Luis Alcaine; al mejor director de producción, para José López Rodero; y al mejor montaje, para Carmen Frías.

Las historias que se cuentan en la película son sugerentes: un padre de familia que se niega a crecer, que tiene miedo a las responsabilidades, y un joven director de cine consentido y caprichoso que echa mano de su hermana adolescente para conseguir todo aquello que quiere y no le conceden, y que, al toparse con un problema serio de verdad, como es la desaparición de Jenny, en lugar de ponerse en acción y buscarla, se queda en casa y se evade del problema, droga mediante.

La prueba de que Dan es sólo un niño grande que no madura, se muestra bastante bien en la película utilizando el personaje de su hijo, con quien el protagonista juega sin preocuparse de si van a romper la casa o de si es la hora de acostarse, y que luego el niño, con los miedos propios de la infancia, al notar que no va a encontrar la protección que necesita en su padre, opta por recurrir a su madre, aunque ésta tenga que ir a la casa a brindarle afecto a altas horas de la madrugada.

Por otra parte, Dan se queda prendado obsesivamente, al borde del enamoramiento, por la juventud y la belleza de Jenny, hasta seguirla a donde ella caprichosamente dicte. Se vuelve loco por ella, por esa perfección y esa mezcla de ingenuidad y malicia, de perversión y sensualidad que encierra ese cuerpo juvenil, hasta el punto de no razonar, de comportarse impulsivamente, incapaz de advertir la naturaleza y la proporción de las cosas que está experimentado, aunque después, cuando la realidad, imponiéndose, se revele ante él, la vida le concederá la oportunidad de madurar.-