«Más contrastes hispanos» es la denominación que identifica a la edición de agosto del ciclo de Videoteca del Mirador en Cinéfilo Bar, que se desarrollará durante los cuatro miércoles del mencionado mes. El primero de los títulos a exhibirse es el de la entrañable y emotiva película «El sur», segundo largometraje de Víctor Erice, cuya proyección se llevará a cabo el día 05/08, desde las 21 horas, en Bv. San Juan 1020. –
“El sur”
AÑO: 1983
DURACIÓN: 93 min.
PAÍS: España
DIRECTOR: Víctor Erice
GUIÓN: Víctor Erice (Relato: Adelaida García Morales)
FOTOGRAFÍA: José Luis Alcaine
REPARTO: Omero Antonutti, Sonsoles Aranguren, Icíar Bollaín, Lola Cardona, Rafaela Aparicio, Germaine Montero, Aurora Clement, María Caro, Francisco Merino y José Vivo.
Sinopsis:
«La gaviota» es una casa con veleta situada en las afueras de una ciudad del norte de España. En ella viven Agustín, médico y zahorí, su mujer Julia, maestra represaliada durante la Guerra Civil, y Estrella, la hija de ambos. Estrella recorrerá el camino desde la infancia hacia la adolescencia sospechando que hay algo oculto en la vida de su querido padre: otra mujer. A medida que Estrella va sabiendo más, la vida en «La Gaviota» empieza a cambiar.
Comentario:
En 1983 se presentó en el Festival de Cannes “El sur”, el segundo largometraje de Víctor Erice, realizado 10 años después de su deslumbrante debut en el largometraje con “El espíritu de la colmena”. Su nuevo filme volvió a conmover a los espectadores y a la crítica de España e internacional, que no dudaron en calificarlo mayoritariamente como «obra maestra». Se trata de una historia pletórica de melancolía sobre una familia exiliada, de Andalucía al interior del país, por motivos políticos y personales.
Todo comenzó con un guión cinematográfico elaborado por Erice a partir de un relato inédito de Adelaida García Morales, El sur, de una duración prevista de dos horas y media. Por cuestiones de criterio, el productor Elías Querejeta interrumpió el rodaje cuatro semanas antes de lo previsto, cuando sólo se habían rodado 170 páginas de las 395 originales. «Yo sostengo -explicó el productor- que dentro de ese guión había en realidad dos películas distintas, y que la que ahora existe es una obra coherente y acabada».
Al igual que en el genial texto homónimo de Jorge Luis Borges, que parece haber ejercido una clara influencia en Erice y García Morales, en la película, la expresión “El sur” no refiere a un lugar geográfico, ni a un púlpito ideológico, ni a un concepto religioso, sino más bien a una unidad metafísica a la que parece imposible acceder, como si se tratara de un gran misterio, de una extraña incógnita. Tal vez el sur sea ese lugar bajo cuya claridad será posible reconstruir la memoria y viajar al pasado para entender mejor qué hubo en él; es decir, un sur mental, suerte de umbral de una mutación íntima.
En «El sur» encontramos mucho de lo visto en «El espíritu de la colmena», aunque es cierto que Erice abandona las atmósferas agobiantes y el ritmo gana en concisión; seguimos apreciando los continuos juegos de luces para expresar los sentimientos de los personajes y seguimos viendo una atmósfera rural, austera, de campos infinitos y, ciertamente, mágica. El aumento, la disminución, el cambio de luz dentro del mismo plano, producen atmósferas mágicas. Y más allá de la iluminación, a la intensidad de la emoción el director la transmite también merced a las lentas transiciones (por ejemplo, con fundidos encadenados) y a una cuidada banda sonora hecha de silencios, medias palabras o ruidos en off. Por cierto, la relación de los planos entre sí, mediante una sintaxis muy particular, produce un embriagante efecto visual. El ritmo, majestuoso y solemne, incita a dejar volar la imaginación, a que el espectador se impregne de ese algo inefable que las imágenes autorizan a adivinar.
Erice vuelve a expresar aquí su obsesión con la figura del padre, en este caso un médico con poderes psíquicos (zahorí), y también con la figura de los hijos (en este caso hija), dando cuenta de una muy especial, fascinante, relación entre un padre y su hija. La condición de la hija a tener un único recorrido de ida y vuelta, de huida y retorno al recuerdo de su padre. Un padre sentenciado a vivir refugiado en un mundo de luces y sombras, esculpido en el personaje de un amor pasado, refugio de sus sueños y frustraciones. Con estos personajes, Erice intenta presentar la continua e invisible lucha que se establece siempre entre un padre y un hijo, a partir del momento en que éste se propone honestamente averiguar quién ha sido y es aquel. Así, el relato asume el punto de vista de la joven, poniendo de relieve el soberbio misterio que siempre representa un padre para un hijo.
Otro aspecto también presente en este filme y en «El espíritu de la colmena» es el de la Guerra Civil. Y es curioso, porque los personajes no hablan de ello, no se menciona nunca directamente, y sin embargo, en ambas películas, es el detonante de la acción.
Por último, cabe señalar que, al igual que con Ana Torrent en «El espíritu de la colmena», Icíar Bollaín, en el papel de la hija, debutó con esta película iniciando una carrera desde entonces ascendente como actriz, para luego lanzarse de lleno a la realización cinematográfica.
“El sur” es, en suma, una historia sencilla de personajes complejos que se convierte en algo fantástico, siniestro, etéreo, realista y tan perceptible que hace de lo banal importante y de lo importante relativo, y que consigue abarcar más allá de lo inabarcable.