Archivo de abril 2010

Cine en el «Sanjo»: «Una vida iluminada» (2005)

22 abril 2010

CINE EN EL COLEGIO «SAN JOSÉ»

Viernes 23/04 – 19 Hs. – Sol de Mayo 726 – Alto Alberdi

Proyección de la película «Una vida iluminada»

Función abierta a todo el público con entrada «a la gorra»

Sinopsis:

Jonathan es un coleccionista. No de cualquier cosa, sino de cosas relacionadas con su familia: todo lo que junta (fotos, mechones de pelo, la dentadura postiza de su abuela muerta) lo cuelga en una pared abarrotada de bolsitas familiares. Justo antes de morir, su abuela le entrega una foto de su marido con un lugar, una fecha y el nombre de una mujer escrito al dorso. Acto seguido, lejos de allí, en Odessa, Ucrania, una familia cena y discute como casi todas las familias del mundo. El abuelo y Alex, el hijo mayor, son enviados a recibir a un turista judío-norteamericano que paga en dólares para visitar el pueblo en el que vivieron sus ancestros, que en eso consiste el negocio familiar. El americano es, desde luego, Jonathan, que sube aterrado al pequeño auto conducido por el abuelo, que dice ser ciego, junto a su perra guía de nombre Sammy Davis Junior Junior y un muchacho que debe tener su edad, alto y rubio, vestido como un negro del Bronx en los ochenta. Así comienza un viaje para encontrar el pueblo que no figura en los mapas, donde vivía la mujer que salvó de los nazis al abuelo de Jonathan.

Ficha técnica:

Título Original: Everything is Illuminated
Director: Liev Schreiber
Actores: Elijah Wood, Eugene Hutz y Boris Leskin
Guión: Liev Schreiber
Productor: Mark Turtletaub y Peter Saraf
País: Estados Unidos
Año: 2005

Elijah Wood en "Una vida iluminada".

«Una vida iluminada»

(Everything Is Illuminated)

Jonathan Safran Foer es un joven obsesivo. Es decir, colecciona objetos, muchas veces de escaso valor, pero que tienen que ver con ciertos momentos trascendentales en la vida o muerte de algún familiar. Y además tiene la costumbre de colocar dicho objeto en pequeñas bolsas ziplock, las cuales cuelga en una pared alrededor del retrato de la persona relacionada. Tal cual lo haría un artista contemporáneo con alguna instalación. Y es que Jonathan tiene miedo de no recordar, de caer en las trampas que suele colocar la memoria en cualquier recodo.

Es así que vemos que, en medio de la agonía, su abuela le obsequia una ajada fotografía en la que aparece el abuelo y una mujer de quien sólo sabremos, además de su nombre, que ayudó a escapar al abuelo de la persecución nazi: Agustine. De esta forma, Jonathan comenzará una búsqueda de esa mujer, y a la par, de sus propias raíces a través de tierras ucranianas. Mas para ello contratará desde Estados Unidos los servicios de una empresa familiar de viajes para poder cumplir con su cometido. Así conocerá a Alex, un joven break dancer con un exótico dominio de la lengua inglesa (lo cual servirá para cuestionar ciertos prejuicios ya invisibles para un estadunidense) y el abuelo de éste, un extraño sujeto que sostiene ser ciego (y que incluso cuenta con una falsa perra guía, a quien llama con el insólito nombre de “Sammy Davis Junior, Junior”), aunque acaso esa “ceguera” sea sólo una metáfora que hable de algún momento vergonzoso e inconfesable de su pasado. Juntos emprenderán un viaje para buscar un poblado engullido por el tiempo y la geografía, en el que saldrán a la luz cómicas diferencias culturales, pero también lazos que unirán sus vidas inesperadamente, o los inexplicables y misteriosos atisbos de racismo contra los judíos del abuelo de Alex. Al final Jonathan encontrará algo muy cercano a aquello que buscaba en medio de un colorido y bucólico campo de girasoles, y por supuesto, también cada uno de los personajes encontrará una parte de sí mismo que no conocía o que había escondido en las profundidades de su propia conciencia.

Una vida iluminada es la opera prima de Liev Schreiber, este actor de películas típcamente hollywoodenses (entre ellas encarna al terrible Sabretooth en X-Men Origins: Wolverine) y que sin embargo sorprende por su buena manufactura. Y pese a que llega un momento en que parece haberse engolosinado un poco con la excelente banda sonora (muchas de cuyas canciones son interpretadas por la propia banda de Eugene Hutz: Gogol Bordello), quizá demasiado influenciado por el estilo de Emir Kusturica y como una especie de refuerzo emocional de muchas escenas, cabe señalar que visualmente resulta entrañable y que las actuacuiones de Elijah Wood, Eugene Hutz y Boris Leskin en los roles principales la dotan de un ritmo y un colorido difíciles de lograr en un director principiante.

http://elcinitodelsimio.blogspot.com/2009/07/una-vida-iluminada-everything-is.html

El secreto de sus despojos

1 abril 2010

Oscar y ajuste en el cine argentino

Una vez más, el inefable Pablo Sirvén (responsable de Espectáculos del diario La Nación) da tela para cortar en el debate sobre la cinematografía argentina. La excusa es, esta vez, el éxito de «El secreto de sus ojos», de Juan José Campanella (La Nación, 14/3).

Menos películas, más caras

Limpiando un poco las provocaciones, podemos despejar la siguiente fórmula: «…es un despropósito bancar (…) de 50 a 60 películas por año que tanto los públicos populares como los más selectos ignoran olímpicamente». Aporta estadísticas a su planteo: «…mientras que con sus más de 2.400.000 espectadores, la película de Campanella se quedó (…) con el 45% de los espectadores que fueron a ver cine nacional en 2009, sólo 20 de los 85 estrenos argentinos del año pasado superaron las 10.000 entradas vendidas» (La Nación, 7/2).

La aplicación de un criterio meramente comercial para evaluar una política de desarrollo de una expresión artística no sorprende en la pluma de un periodista de La Nación. Pero cuando encuentra eco en los «nac&pop», la cuestión se pone más interesante. El propio Sirvén festeja las últimas medidas tomadas por el INCAA: «Menos mal que la gestión (…) aplicó un poco el freno a ese inconducente despilfarro que había sobre aquellos operaprimistas…». En una nota reciente (http://www.otroscines.com.ar/) Liliana Mazure, la presidenta del Instituto, señaló que se «están aprobando proyectos de forma excesiva». El flamante plan de fomento aumenta el valor de los subsidios (películas más caras) y obliga a los nuevos realizadores a ligarse a las grandes casas productoras.

Recaudación y ajuste

El kirchnerismo no oculta su impotencia. Dice Mazure: «no se pudo lograr que el Congreso aprobara el proyecto de ley de Cine-Industria (…) Si se aplica la nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual los fondos deberían ser más importantes…». Habría que advertirle que su gobierno parece estar más preocupado por garantizar el pago de la deuda. De todas maneras, estos proyectos apuntan a aumentar la recaudación para seguir subvencionando a los capitalistas amigos (productoras) o cooptar nuevas voluntades.

Nacionalización de la exhibición y la distribución

Tanto los partidarios del «cine industria» (que no es tal porque es parasitario del Estado) como los del «cine independiente» se pelean por los subsidios, mientras el público de cine cae y se concentra en los sectores más pudientes.

Los realizadores interesados en el desarrollo de una cinematografía nacional debemos organizarnos para plantear la nacionalización de la exhibición y distribución. Esta medida, mediante la apropiación del gran negocio que hoy manejan las majors norteamericanas y un puñado de grupos «nacionales», generaría los fondos necesarios para liberar la producción audiovisual nacional. Se podría ocupar en un trabajo creador a miles de trabajadores, que de otra forma serán desplazados por la crisis, para darle a esta producción independiente la difusión necesaria en los medios, para volver a abrir salas en los barrios a precios subsidiados para el espectador y, de esta manera, darle al cine nacional el lugar que le corresponde.

Ale R. (Ojo Obrero)

http://www.po.org.ar/node/24283